Necesito oír tu voz.
Da igual lo que me diga, porque lo que quiero es escuchar la música, la expresividad, el tono, el color de esa voz. Esa voz que me serena, que me hace sonreír, que me provoca y que me mueve el ser. Una voz que traspasa mares y atraviesa montañas.
Las palabras que te oígo y me atrapan, envolviéndome, no lo hacen por la razón que lleven, ni porque se oigan fuertes de tanto gritar o flojas porque se dicen al oído. Sino porque la voz que las dice me está transformando parte de tu alma en algo tangible para los sentidos.
La intimidad sale al aire por medio de tu voz, de esa voz amiga que me acaricia, me tranquiliza, me sosiega, y me da su acento particular, su son, su cadencia....y con todo ello, su espíritu. Porque al llegarme a los oídos, me llega la expresión de tu vida: me hace sentir tus palabras.
Cualquier excusa es buena para escuchar tu voz.
Y al hacerlo, imaginarte riendo porque tu voz baila y eso sólo pasa cuando el alma es feliz.
O quizás algún día oiga cómo tu voz tiembla porque en tu corazón llueve.
O pueda dormirme a tu lado mientras tu voz me arrulla con tiernas palabras.
Voz, alíate conmigo.
No dejes de decirme palabras.
No dejes de enseñarme parte de su alma.
@Escritos
Bella narración sobre la voz que te enamora , que te ensalza y que te hace sentir el el atardecer en su voz .
ResponderEliminarBello lo que describes y encuentras en su voz .
Un Saludo
¡¡¡ Quien tiene la bondad de oír la voz de otro... oculta la sabiduría de la tolerancia
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