Miramos hacia dentro por las ventanas llenas de maleza de años de abandono.
Nada.
No se veía nada.
La puerta cerrada a cal y canto... como si hubiera algo que guardar dentro. Y quizás lo hubiera, porque aunque la imagen de abandono pueda hacer creer que no hay nada en el interior, los tesoros de otros tiempos pueden permanecer dentro a la espera de que alguien los rescate: un valiente aventurero, un viajero despistado, un solícito vecino….cualquiera que se interne en el misterio de una casa condenada a la dejadez y restituya las cosas al lugar donde deben estar: donde se pueda disfrutar de ellas.
Igual que un arado, una hoz, un trillo, una horca, un amocafre, o una tarabilla fueron en su momento instrumentos de labranza, -simples útiles de trabajo-, y hoy son codiciados objetos de culto, así también hay ciertas joyas que tenemos en nuestro interior que necesitan ser conocidas para que sean apreciadas.
Secretos que atesoramos,
anhelos que imaginamos,
ilusiones que perseguimos,
vivencias que revivimos,
sentimientos que manifestamos,
sueños que construimos,
amores que decidimos,
recuerdos que compartimos…..
Tesoros que tenemos dentro que hay que sacarlos, compartirlos, extraerlos. Gritarlos si hace falta para que salgan al exterior.
Tesoros que buscan no quedarse encerrados tras la maraña de tiempos perdidos, puertas cerradas y abandono del olvido, con ganas y esperanzas de ser algo más que parte de nosotros mismos.
#Escritos
Pues te dejo secretos de colores también, de todos los colores, de esos que con tanta frecuencia compartimos, lloramos, reimos...
ResponderEliminarCompartir los secretos propios siempre es un acto de confianza que honra a quien lo hace.
EliminarSiempre que extraemos de nuestro interior ,tesoros que poseemos hasta nosotros mismos nos ponemos a admirarlos sin saber que estaban ahí .
ResponderEliminarUn saludo.
Siempre digo que sacar a relucir un secreto de este tipo nos ayuda a ver la suerte que tenemos.
EliminarTe cuento un pequeño secreto. Cuando alguna vez visité algo muy antiguo, mi pasión oculta de "hacer aquello" nunca la pude reprimir y así, temeroso de que me vieran, lo hacía a muy escondidas. ¿Sabes lo que me apasiona..? tocar con mis manos las piedras que forman esas paredes y pensar que hace 200 ó 500 años, que algunos hombres las colocaron allí, en ese mismo sitio y al apoyar la palma de mis manos, siento una extraña sensación.... como un lejano saludo ...
ResponderEliminarMe gusta esa pasión tuya. Es como querer descubrir con las manos lo que quedó escondido entre las piedras.
EliminarGracias y saludos