jueves, 28 de febrero de 2013

Mi refugio

Me refugio en ti. 





Me das la seguridad que tenía cuando, siendo niña, le daba la mano a mi padre. Esa mano grande y esa sensación de confianza en el momento en que empezaba a dar mis primeros pasos por la vida.

Aprendemos a andar lentamente, paso a paso, y vamos afianzando el caminar. Y cuando ya sabemos avanzar con convicción, podemos incluso empezar a correr.
 

A veces vacilamos al dar un paso y parece que perdemos el ritmo de la marcha. Ante esto, no hay más que seguir andando. Y aunque desde atrás se nos vea dando tumbos, es importante que lo hagamos; un pie detrás del otro, una pisada y otra, un esfuerzo aunque inconsciente sin descanso. Porque estamos recorriendo el camino que nos lleva más allá del arco iris.

 


Hoy quería que supieras que en este viaje, me gusta llevarte al lado. Me gusta saber que estás ahí para darme tu mano cuando me canse, cuando me caiga, o simplemente, cuando me apetezca sentirme bien y notar la calidez de tu palma en la mía.

Dame tu mano, siente el calor que transmite la mía, párate conmigo a la vera de este camino que estamos explorando y disfrutemos del paisaje colorido.


Que lo que entra por tus ojos se traspase a los míos; 
que lo que tú oigas sea lo que yo percibo; 
que cuando tú inspires mi respiración se ajuste perfectamente a la tuya; 
que lo que tú sientas llegue hasta mi corazón con impulsos mágicos; 
que lo que sueñas para ti, sea parte de mi realidad.

Porque al darnos la mano, el contacto entre tu piel y mi piel será la corriente que nos una.














@ Escritos


lunes, 25 de febrero de 2013

Vitaminas para el alma

Princesa de otra galaxia en su trono presidencial engañada para algo poco convencional.

Pequeña protagonista de un cuento sin moraleja, que busca sin parar la tierra de los soles lucientes.

Sonido de una guitarra española, un clarinete y un saxo, a veces lento y profundo, otras alegre y veloz.


Movimientos acompasados a ritmo de chachachá a un lado; al otro lágrimas e ilusión de niña... de 50 años.

Libro lleno de recuerdos vivaces en hojas garabateadas en colores, que todas juntas muestran la historia de una vida por capítulos.

Sentimientos en ebullición que mando a dormir de vez en cuando, para que no desordenen mi establecida existencia.


Anuncios de neón en forma de sonrisas que van donde yo voy, acompañándome.

Jardín de cristal lleno de flores de colores que salpican, a todo el que se acerca, su aroma.

Montaña de pasteles en forma de amistad que piden con deseo ser comidos.


Dos pequeñas ninfas traviesas, rodeadas de dulces varitas mágicas.

Volcán de sensaciones que exprimo hasta la última gota de zumo.


Dibujante de caricias con trazo fino que renuevan las ansias de quererte.

Corazones henchidos guardados en un regalo por sentido y preparados para barajar y seguir repartiendo cartas hasta que todo termine.

Luz atrapada en una maravilla tallada, acompañada de suavidad nacarada.

Ausencia de sueños empapados que buscan el abrigo de un abrazo.

Secuestradores de ilusiones a la hora de dormir, metiéndose sin tregua en mi cabeza.
Telón de terciopelo rojo oscuro que se abre para mostrar a la vista ajena lo que hay en mi escenario.
 

Y tú, guardián de esperanzas que haces tuyas, para hacer que los conjuros antiguos se conviertan en rutinas.


 
Vitaminas para el espíritu que espero seguir tomando cada día: TÚ, vosotros, ellos.


¡Gracias!





¡Ya sé!…ya sé que hay brujos que se comen a las hadas en tortilla. Pero no llegarán nunca a alcanzar a quien llena de magia el día a día.







@Escritos



jueves, 21 de febrero de 2013

Chupachups

Me gusta pasear al sol. Andar lentamente, acompasando mi marcha a los vaivenes del viento que me corteja.
Y cuando siento el sol (que me da energía) y siento el viento (que agita los rizos de mi cabeza) me parece que no existe nada más en el mundo que la naturaleza y yo.


Yo, en cuerpo y alma.


Porque igual que siento el calor y la brisa en mi cuerpo, siento que mi pensamiento forma parte de algo más que yo misma.

No sé muy bien qué es el alma. Pero sí sé que a veces, como al sol y al viento, la siento: cuando percibo el mundo a través de los ojos entornados; cuando me tumbo con los brazos detrás de mi cabeza; cuando a lo lejos veo un horizonte difuminado; cuando me siento en un banco de madera después de un largo paseo por mi espíritu...y cuando descubro, al levantar despacio la tapa de tu coraza, que aunque no digas nada me quieres y aguantas mis locuras con una media sonrisa pintada en tu cara.

Y también cuando al pedirte un abrazo, sin tocarme porque no puedes, me envías toda tu ternura que hace que me estremezca como si tus brazos me apretaran.

Porque sentir que estás conmigo es como transformar una receta aparentemente sencilla en un plato espectacular; es como disfrutar de un torrente de fresa y azúcar que te devuelve a la infancia cuando te llevas, casi a escondidas, un chupachups a la boca; es como descubrir que la noche tiene distintos colores; es saber que estás a mi lado aunque nuestros cuerpos se separen.


Sin saber lo que es el alma, la noto contenta de vivir tu compañía.






@Escritos

martes, 19 de febrero de 2013

Siénteme

Siénteme en tus sueños, en tus risas, en tus llantos, en tus momentos de miradas al vacío y de pensamientos en blanco.

Siénteme tuya en cada parpadeo, en la delicia de una caricia, en la imagen de mi voz más dulce, en cada uno de tus latidos y pulsos.

Siénteme moverme como las olas del mar, adaptando mi movimiento a tu cuerpo al ritmo de la música del deseo, donde todo es posible entre dos.

Siénteme brillar en la oscuridad como la luz purificadora de una vela, relucir a tu lado como el mejor tallado de los diamantes y calentarte como el sol de invierno que no quema.

Siénteme en la sombra que sigue siempre tus pasos y que desaparece cuando te vuelves, en el viento que te revuelve el cabello y en los colores que tu alma pinta al ver el paisaje en blanco y negro.

Siénteme en tu almohada cuando te lleguen los sueños, cuando estos te hagan imaginar una realidad fantástica y cuando creas que has soñado lo que has vivido conmigo.

Siénteme en la modulación de acordes que crean una melodía, en el silencio de una noche dormida y en las notas musicales que dibujan en mi cuerpo encanto y seducción.

Siénteme dando placer a tu cuerpo, en tu piel, en tus besos, dando rienda suelta a tus más escondidos deseos.

Siénteme guardando tus secretos en una caja sin llave, hablándote sin palabras y tocándote sin acercarme.

Siénteme en ese mar de arena en el que tus caricias me hacen playas, en el que el cielo me da sombra y en el que existe más vida que nunca desde que tú apareciste en él.

Siénteme en tus horas bajas haciéndome un hueco en tus pliegues, cuando te respiro en la oreja, cuando mi piel es un frasco que desprende tu aroma.

Siénteme atada a ti con la cuerda de la libertad; sin razones, sin causas, sin condiciones, sin distancias ni cadenas.

Siénteme dulce.
Siénteme cerca.
Siénteme viva.
Siénteme fuerte.


Siénteme, como yo te siento a ti.





@Escritos

domingo, 17 de febrero de 2013

Teodoro

Teodoro era un dragón especial.

Todos sabemos que los dragones son seres mitológicos y con cualidades mágicas o espirituales, y por tanto, nada comunes.


Pero es que Teodoro era más especial aún: era un dragón fosforescente. Y esto no es porque esa fuera una característica de su raza, sino porque alguna rareza genética le había dado esa propiedad inaudita en cualquier animal de más de 2 milímetros de envergadura.

Todo verde, pero no verde oscuro como un dragón, sino verde como un rotulador de marcar, sólo se salvaban los ojos (negros muy negros) y la lengua (roja muy roja).

Cuando Teodoro nació, los dragones del bosque del Enebro se extrañaron del color que tenía pero pensaron que con el tiempo se iría oscureciendo hasta ser como ellos. Pero no fue así y no tuvieron más remedio que acostumbrarse a verlo de ese color tan extraño para un dragón.

De lo que ninguno se había dado cuenta aún es de que Teodoro almacenaba la luz del sol en su cuerpo y brillaba en la oscuridad. Y no lo habían hecho porque los dragones cuando son pequeños, pasan las noches debajo de las alas de sus padres para que no se los lleven los elfos nocturnos como mascotas.

Así que, el día (mejor dicho la noche) en que Teodoro cumplió 5 sextilunios de edad dragonil y salió por primera vez a pasear de noche, se vio por el bosque del Enebro algo con forma de fantasma-dragón. Y todos los dragones del lugar, aunque tienen fama de valientes porque son el símbolo de la fuerza de la naturaleza, se asustaron de verdad.

¡Y Teodoro, más!

Se aterrorizó porque de pronto vio a su alrededor a todos los dragones grandes de su bosque, hasta el momento amables, hacer lo que hacen los dracos cuando tienen miedo: erguirse, lanzar una llamarada de fuego y abrir las alas por si tienen que salir volando rápidamente. Y notó el calor del fuego, muy próximo a su pequeño cuerpo.

Y encima…Teodoro aún no tenía edad para huir volando, ni sabía echar fuego por la boca porque antes de aprender esas cuestiones básicas para un dragón tenía que acostumbrarse a la noche y no tenerle miedo a los inmortales elfos.

Menos mal que alguno de los congéneres de Teodoro (quizás Jacinta que era una dragona muy observadora y perspicaz) se dio cuenta de que eso que pensaban que era un fantasma luminoso, no era más que el pequeño Teo…y puso orden y tranquilidad entre los adultos hasta que se relajaron; ya no les extrañaba nada de ese extraño cachorro.

Poco a poco se fueron acostumbrando a ver de noche un punto de luz que, cogiendo carrerilla, se elevaba despacito y volvía a caer sin estrépito, mientras aprendía a volar.

Y cuando acabó su periodo de instrucción natural, verlo volar de noche era todo un espectáculo porque su cuerpo luminiscente se deslizaba sobre el monte de manera majestuosa y el movimiento de sus alas simulaba el oleaje de un mar tranquilo.

Lo que nunca pudo Teodoro, fue lanzar llamaradas de fuego por la boca como hacen los temibles dragones. Quizás (pensarán los más románticos) porque la luz del fuego eclipsaría su tono verde fluorescente y le haría ser más parecido al común de los dragones. Quizás, porque tenía tantas cualidades añadidas distintas a las de los demás, que para compensar tenía que tener una de menos.



Y esta historia que va de boca en boca desde hace muchas generaciones cerca del bosque del Enebro, vuelve a ser contada cuando algunas noches de esas en las que no hay nubes y la luna da mucha claridad, se ve en el cielo un punto de luz amarillo-verdoso que se mueve sin rumbo determinado.

Todos saben entonces y lo ven como natural, que el dragón fosforescente está dando un paseo y que ya nadie se asusta e incluso disfrutan de ver en el cielo oscuro los reflejos de luz mientras en su vuelo, Teodoro, hace escala en las estrellas.






@Darabita

viernes, 15 de febrero de 2013

Mundo de fantasía

Recuerdo el día que entré en ese mundo. Fue un día ordinario, de esos normales….de los que no esperas nada especial porque son como cualquiera. Pero cruzar al otro lado, fue como traspasar la línea imaginaria de la utopía.

Lo que era gris se pintó de un brochazo de color.
Lo que estaba en silencio adoptó una melodía.
En mi cara se fueron pintando mil y una sonrisas.
Mis pies querían bailar hasta las danzas más escondidas.
El viento, antes molesto, me traía de lejos los ecos de las risas.
Al pasar por el camino de madera, de pronto, las flores crecían.

Ese fue el día en el que, tomando el sol en la hamaca, se me ocurrió viajar al país de mis quimeras donde el sol me saludaría al salir, las estrellas formarían mil nombres cada día y las nubes de colores me acunarían.

Y allí te encontré, rodeado siempre de ternura, de sueños, de besos, de amores y de alegrías. Queriendo decirme cosas sin que nadie lo notara, sin que tú mismo tomaras en serio lo que tu corazón te pedía, sin que nuestras manos se rozaran hasta que llegara el día.

No sabía qué buscaba, no sabía qué quería, pero sí que a tu lado podría vivir plenamente todas y cada una de mis ilusiones aún no conseguidas.


Y sé perfectamente que no eres un sueño, sino la más dulce de las realidades de mi mundo de fantasía.




@Escritos

miércoles, 13 de febrero de 2013

Salada claridad

Mar cambiante: sereno y tranquilo cuando el astro rey arde y el viento descansa; agitado y revoltoso cuando las nubes tapan el sol y el viento no deja de aullar.


Agua de mar que vas dando forma a las rocas; que llegas hasta donde puedes, ganando terreno; que tienes en tu mano el poder de refrescarme; que escondes vida bajo tu manto; que reflejas como un espejo los rayos de luz natural.

Espuma de mar que tiñes de puro blanco lo que tocas; que remueves burbujas salidas de un sueño; que me haces cosquillas cuando te siento; que lames mi cuerpo con caricias efervescentes.

Sonido de mar que eres como una suave canción de voces blancas; que traspasas mis oídos para instalarte en mi mente; que me arrullas y me tranquilizas cuando estoy agitada; que me das con tus notas la clave de mi esperanza.

Mar que me embrujas cuando te oigo y te miro, dime por qué siempre acabo con la mirada en el lejano horizonte, evocando recuerdos inciertos que alguna vez creo que tuve y que olvidé al traspasar el tiempo, la memoria, los miedos, las risas prendidas y la vida.




Y tú que eres como la espuma de mar bravío, déjame sumergir en tu magia mis alas para volver a volar.

Porque aunque mi alma se moje, el viento la secará y yo podré seguir siendo, la ninfa del mar.

Ahí va la salada claridad




@Escritos

lunes, 11 de febrero de 2013

Reino de hadas

Rayos de sol que me calientan por dentro.

Viento del sur que revuelve mis pensamientos.

Agua de lluvia que riega mis anhelos.

Trozos de estrellas que me traen buenas-nuevas.

Gotas de niebla y rocío que dan aroma a mi calma.


Música que me sumerge en las profundidades de tu cielo.

Imágenes en las que buceo despacio cuando las toco.

Olores de cuero y limón que me refrescan al alba.

Palabras tranquilas al oído que acunan mi reposo a tu lado.

Sabores de menta y chocolate que se quedan entre las sábanas.



Sonrisas sinceras que me transportan a un mundo de magia.

Miradas en las que veo el reflejo de tu alma.

Manos que despiertan mis deseos de entrega.

Abrazos que me transportan hasta el fondo de tu mundo.

Besos de caramelo que no se deshacen con nada.




Y es que a veces no sé si sueño
y estoy en el Reino de los Dulces,
.... o esto es lo que de verdad siento.





@Escritos

sábado, 9 de febrero de 2013

Hay amores

Hay amores como fuentes
de los que mana continuamente agua de vida.
Hay amores que nacen con espinas
y que al tocarlos producen herida.

Hay amores que refulgen más que el sol
cegando las miradas entrometidas.
Hay amores disimulados y escondidos
para quien tiene las libertades reprimidas.

Hay amores que se consumen a la velocidad de una vela
pero que mientras duran producen una sacudida.
Hay amores que resisten la corrosión del tiempo
porque se asientan en la ausencia de normas transigidas.

Hay amores como mares profundos
que alternan tempestad y calma mecida.
Hay amores que laten por fuera
y que tienen la entrada al fondo restringida.

Hay amores que adoran los versos
y hablan la lengua de la poesía pulida.
Hay amores sin palabras ni sonidos
que usan como expresión las sensaciones sentidas.

Hay amores secretos y hay amores al viento
Hay amores monocordes y hay amores con acento.

Hay amores revueltos y hay amores plácidos.
Hay amores dulces y hay amores ácidos.

Hay amores precisos y hay amores abstractos.
Hay amores naturales y hay amores torrefactos.

Hay amores emergentes y hay amores asentados
Hay amores de pie y hay amores acostados.

Y hay más amores a los que yo no soy capaz de poner nombre, ni adjetivo, ni descripción. Simplemente son amores que yo percibo, disfruto y gozo cuando puedo; como ese amor que hoy siento en mi corazón.





@Escritos

jueves, 7 de febrero de 2013

Darabita

Mi sitio está en el bosque, entre árboles como yo, altos, fuertes, frondosos, con raíces profundas, y aún así, quiero tocar el cielo. Mis brazos cada día se levantan más altos, cubren más espacio y dan más sombra. Soy por tanto intermediario entre el suelo -donde tengo mis raíces clavadas muy hondas y disfruto de mi parte terrenal- y el cielo, -hacia donde irremediablemente me empino buscando la vida espiritual-.

Fuera de lo común, destaco siempre en el paisaje. En mi expansión, busco la belleza y soy práctico, intuitivo y tenaz, independiente, susceptible, ambicioso y triunfador.

Pertenezco al bosque, lugar sagrado donde se puede ir a pensar y a entrar en contacto con la divinidad, a ver salir de sus casas a los gnomos o a intentar cazar un hada de las de alitas transparentes.

Me gusta estar rodeado de ese misterio que se deja notar justo cuando el sol se va y las sombras empiezan a cubrir el verde. Y en contra de lo que la gente puede pensar, no me da miedo, sino que disfruto del silencio de ese momento y de la belleza de la quietud momentánea.

Porque pronto, las pequeñas luces fosforescentes de las criaturas de la noche me acompañan y me hacen ver detalles que de día no aprecio.

Quizás porque el resplandor mágico que tiene esa luz, transforma las cosas y purifica los males que revolotean a mi alrededor durante el día.

Quizás porque a veces quiero imaginarme historias en tierras lejanas y las musas no me acompañan y me contento con mirar lo que tengo más cerca. Y de pronto descubro la riqueza que poseo.

Quizás porque un paisaje que estás viendo muy oscuro, puede en un momento, por arte del polvo mágico de las hadas, transformarse en un mundo teñido de colores con sonidos.

Quizás, y esto sólo quizás, porque con mi aspecto de árbol fuerte y recio, que hipnotiza a quien pone sus ojos en mí, alguien ha visto más dentro y se ha dado cuenta de que en mi interior vive un hada (de las de alitas transparentes) que algunos llaman Darabita y yo llamo Ilusión.


(Oído mientras descansaba debajo de este árbol ...¿o quizás lo soñé?....)





@Darabita

miércoles, 6 de febrero de 2013

La luz

La chimenea crepitaba con ruidos intermitentes.


Extasiada, miraba el fuego y la magia que lo envolvía. Pensaba en el árbol del que habían salido los troncos: fuerte, recio, lleno de vida, firme en la tierra fértil que lo acogía. Y también en la chispa que provocó que ardieran: pura energía, pequeña pero con un poder que le transcendía.

Y mientras tanto, el calor iba templando la habitación fría. Esa habitación que estuvo durante un tiempo vacía, añorando la presencia de quien en su momento le dio la vida.
 

Con los pies descalzos y el corazón desnudo bailó su danza alrededor del símbolo de la pasión revelada; ese que siempre la esperaba detrás de un deseo indiscreto. Y se produjo ese fuerte estremecimiento que despierta el alma dormida.
 

La luz que despide el fuego alumbra el área cercana.
En la sombra, esperan su oportunidad los ladrones de ocasiones que no soportan perder lo que nunca fue suyo. Y el fuego cree que debe hacer que  su claridad llegue hasta los últimos rincones. Pero en este caso es mejor zanjar las cosas y dejarlas donde estuvieron, porque el embrujo que causa jugar con el amor, acaba quemando sin remedio.
 
 
 
@Escritos

martes, 5 de febrero de 2013

Las mañanas

Todas las mañanas salía a pasear al sol. Con su paso lento, recorría los 100 metros que separaban su casa del bosque.


Pero para eso, antes había habido una preparación muy costosa en tiempo y esfuerzo.

Ya no necesitaba despertador porque el amanecer le avisaba (no se sabe muy bien cómo) de que había llegado. Y aunque podía haber dormido más rato, la costumbre de tantos años levantándose al alba no se iba así como así. Aunque, todo hay que decirlo, …..con el tiempo fue capaz de concederse la licencia antes impensable de quedarse un rato en la cama pensando en sus cosas.

El momento de sacar el cuerpo de la horizontal, torpe y suave. Recordaba cuando su primer movimiento matutino era un salto de la cama, unos ejercicios en la alfombra de la habitación y un paso vigoroso para empezar bien el día. Pero esos tiempos quedaban muy atrás. Ahora todo parecía hacerse a cámara lenta.

Con una sonrisa en la cara por poder amanecer otro día, se preparaba un café con un par de galletas y, si se había acordado de comprarlo, un zumo de naranja, de tetrabrik, eso sí.

Después del desayuno y la ducha, un rato de merecido descanso por el esfuerzo para empezar a vestirse las ropas que cada vez le quedan más grandes.

Toda esta rutina le ocupaba más de dos horas, pero así salía en el momento en el que el sol ya ha despertado del todo y, aunque aún hace frío, las calles se han templado un poco.

Respirar el aire puro era como un premio para él que se había pasado media vida encerrado entre cuatro paredes malolientes. Y la sensación de pasear sin nada más que hacer, era como un corte de mangas a todas las horas que había dedicado al trabajo a lo largo de su longeva existencia.

Parecía que el bosquelo recibía con alegría. Todo era luz y color. Todo estaba en su sitio, aunque iba cambiando con las estaciones. Y él, como cada día, iba contando los árboles, nombrando las flores, saludando a los pájaros y sonriendo a los pocos niños que se encontraba.

La sensación de paz era grande, y en su cara todos veían la bondad dibujada.

Luego, sentado al sol, a veces cerraba los ojos y se dejaba embriagar....y veía otra vez la película de su vida; sus momentos felices con sus seres queridos, sus amargos problemas todos ya solucionados, sus vivencias más profundas y su lucha sin cuartel para seguir caminando hacia adelante…..Y había tenido una vida tan larga, que no se quedaba nunca sin algo que recordar. Porque cada minuto del futuro es un recuerdo del pasado.

La tarde ya era otra cosa. Dependiendo del día de la semana, tenía distintas actividades, que le llevaban de nuevo a la cama a esperar que despertara su amigo sol.

Pero por las mañanas, su rutina era la misma. Y cada vez que el sol le sacudía para despertarle, él pensaba: pase lo que pase, tengo ante mí un nuevo regalo y como dice la canción, hoy puede ser un gran día.




Porque incluso la rutina puede resultar placentera si nos queremos.





@Relatos

lunes, 4 de febrero de 2013

Leña al fuego

Mírame a los ojos.
Siente mi mensaje sin palabras.

Entra en mi alma.
Escucha mi dulce llamada.


Nota mis latidos.
Llévame a la tierra que tú labras.

Acúname en tus brazos.
Hazme sentir acompañada.



Comparte mi locura.
Pinta mi paisaje de color lila.

Acércate a mi cuerpo.
Embriágate con mi aroma.

Confiésate conmigo.
Pon tus sentimientos en fila.

Toma en tus manos mi vida.
No te lo tomes a broma.



Quédate un poco más a mi lado.
Concédeme amaneceres risueños.

Escucha y mira mis monedas.
Ámame con toda tu ternura.

Dime que me quieres.
Así sé que se cumplen mis sueños.

Llévame contigo.
Líbrame de toda atadura.



Sigue echando leña al fuego.
No dejes que nunca se apague.







@Escritos

domingo, 3 de febrero de 2013

Déjame

Aire, déjame que te respire y me llene los pulmones.

Sol, déjame que note tu calor y me ciegue con tu luz.

Color, déjame que te admire y use todas tus tonalidades.

 





Música, déjame que te oiga y sea capaz de seguirte.

Brisa, déjame que juegue contigo a contracorriente.

Mar, déjame llenarme de tu espuma blanca

Cielo, déjame cobijarme bajo tu manto de estrellas encendidas.


Amor, déjame que te sienta: como al aire, como al sol, como al color, como a la música, como a la brisa, como al mar, como al cielo…...



Y tú, soledad, déjame sola que quiero notarle a mi lado a todas horas.









@Escritos 

sábado, 2 de febrero de 2013

Tela de araña

Despacio, tejes tu tela de araña con paciencia.






Tus palabras acertadas,
tus te quiero risueños,
tus sonrisas encantadas,
tus abrazos en mis sueños….

….tu ser entero me atrapa en esta tela de araña de aspecto frágil, pero de gran consistencia.


Cuando me dejo acunar por la dulzura de tu acento,
cuando imagino tus manos en la suavidad de mi piel,
cuando en la noche estrellada me pongo a contarte un cuento,
cuando tu cuerpo y el mío dan vueltas en un carrusel…

….es cuando mis pensamientos recorren cada uno de esos hilos entrelazados que me piden ya, tenerte con urgencia.


A veces las telas de araña pueden ser transparentes y sólo cuando has caído en ellas se activa la consciencia.

Porque ahora, por mucho que luche por salir de tu abrazo, vivo atrapada en tu tela de araña con complacencia.



Las teclas del piano son blancas y negras,
pero suenan como un millón de colores en tu mente.









viernes, 1 de febrero de 2013

Extraños

Comenzaba a llover despacito. Gotas minúsculas que parecía que no mojaban, pero que acumuladas una encima de otra formaron charquitos de humedad en su pelo.

[Péiname con tus dedos]


La tarde había sido buena. El sol que brillaba con fuerza, la fuerza de las tardes de invierno eso sí, había propiciado un largo paseo tranquilo.

[Agárrame suave la mano]

Abrigo cerrado hasta el cuello, bufanda de colores vivos a rayas, y un gran bolso de tela lleno de historias metidas en un cuaderno.

[Dame calor con tu abrazo]

Andando sin rumbo, la mente está liberada para pensar en esas cosas que necesitan su tiempo y su lugar…o mejor dicho, que necesitan que no haya duración determinada ni espacio definido.

[Cuélate en mis pensamientos]

Mirar lo que hay muy cerca no es fácil porque los ojos van por delante de nuestro cuerpo. Oír los ruidos de la calle no puede distraernos porque el piloto automático del pensamiento está puesto. Sentir que estamos rodeados de gente nos produce la sensación de ser observados.

[Bésame despacio]

Dejarse llevar por la sensación de un paseo bajo el sol y la lluvia en el que nuestra mente se llena de deseos nunca puestos en palabras.
Sentirnos de esa manera como seres extraños entre el suelo y el cielo.
Sabernos parte del universo de los dulces sueños.
Darnos cuenta en ese momento de que no somos de este mundo de prisas, sino paseante de nuestros adentros.


[Quédate para siempre conmigo]







@Escritos