Comenzaba a llover despacito. Gotas minúsculas que parecía que no mojaban, pero
que acumuladas una encima de otra formaron charquitos de humedad en su
pelo.
[Péiname con tus dedos]
La tarde había sido buena. El sol
que brillaba con fuerza, la fuerza de las tardes de invierno eso sí, había
propiciado un largo paseo tranquilo.
[Agárrame suave la
mano]
Abrigo cerrado hasta el cuello, bufanda de colores vivos a rayas, y
un gran bolso de tela lleno de historias metidas en un cuaderno.
[Dame
calor con tu abrazo]
Andando sin rumbo, la mente está liberada para
pensar en esas cosas que necesitan su tiempo y su lugar…o mejor dicho, que
necesitan que no haya duración determinada ni espacio definido.
[Cuélate
en mis pensamientos]
Mirar lo que hay muy cerca no es fácil porque los
ojos van por delante de nuestro cuerpo. Oír los ruidos de la calle no puede
distraernos porque el piloto automático del pensamiento está puesto. Sentir que
estamos rodeados de gente nos produce la sensación de ser
observados.
[Bésame despacio]
Dejarse llevar por la sensación de
un paseo bajo el sol y la lluvia en el que nuestra mente se llena de deseos
nunca puestos en palabras.
Sentirnos de esa manera como seres extraños entre
el suelo y el cielo.
Sabernos parte del universo de los dulces sueños.
Darnos cuenta en ese momento de que no somos de este mundo de prisas, sino
paseante de nuestros adentros.
[Quédate para siempre conmigo]
@Escritos
Beatriz, cada uno de tus enunciados, son un bello deseo de amor que te envuelven y te acompañan a cada instante.
ResponderEliminarUn abrazo
Mi pretensión era precisamente esa: ver que hay un exterior y un interior dentro del paseo. Me encanta que lo veas así.
EliminarSaludos
Un paseo que enamora
ResponderEliminarHa sido realmente un placer pasear a tu lado
Feliz noche
:)
Besos
Gracias por acompañarme en este paseo.
EliminarSaludos