viernes, 1 de febrero de 2013

Extraños

Comenzaba a llover despacito. Gotas minúsculas que parecía que no mojaban, pero que acumuladas una encima de otra formaron charquitos de humedad en su pelo.

[Péiname con tus dedos]


La tarde había sido buena. El sol que brillaba con fuerza, la fuerza de las tardes de invierno eso sí, había propiciado un largo paseo tranquilo.

[Agárrame suave la mano]

Abrigo cerrado hasta el cuello, bufanda de colores vivos a rayas, y un gran bolso de tela lleno de historias metidas en un cuaderno.

[Dame calor con tu abrazo]

Andando sin rumbo, la mente está liberada para pensar en esas cosas que necesitan su tiempo y su lugar…o mejor dicho, que necesitan que no haya duración determinada ni espacio definido.

[Cuélate en mis pensamientos]

Mirar lo que hay muy cerca no es fácil porque los ojos van por delante de nuestro cuerpo. Oír los ruidos de la calle no puede distraernos porque el piloto automático del pensamiento está puesto. Sentir que estamos rodeados de gente nos produce la sensación de ser observados.

[Bésame despacio]

Dejarse llevar por la sensación de un paseo bajo el sol y la lluvia en el que nuestra mente se llena de deseos nunca puestos en palabras.
Sentirnos de esa manera como seres extraños entre el suelo y el cielo.
Sabernos parte del universo de los dulces sueños.
Darnos cuenta en ese momento de que no somos de este mundo de prisas, sino paseante de nuestros adentros.


[Quédate para siempre conmigo]







@Escritos

4 comentarios:

  1. Beatriz, cada uno de tus enunciados, son un bello deseo de amor que te envuelven y te acompañan a cada instante.
    Un abrazo

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    Respuestas
    1. Mi pretensión era precisamente esa: ver que hay un exterior y un interior dentro del paseo. Me encanta que lo veas así.

      Saludos

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  2. Un paseo que enamora

    Ha sido realmente un placer pasear a tu lado


    Feliz noche

    :)

    Besos

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