jueves, 7 de febrero de 2013

Darabita

Mi sitio está en el bosque, entre árboles como yo, altos, fuertes, frondosos, con raíces profundas, y aún así, quiero tocar el cielo. Mis brazos cada día se levantan más altos, cubren más espacio y dan más sombra. Soy por tanto intermediario entre el suelo -donde tengo mis raíces clavadas muy hondas y disfruto de mi parte terrenal- y el cielo, -hacia donde irremediablemente me empino buscando la vida espiritual-.

Fuera de lo común, destaco siempre en el paisaje. En mi expansión, busco la belleza y soy práctico, intuitivo y tenaz, independiente, susceptible, ambicioso y triunfador.

Pertenezco al bosque, lugar sagrado donde se puede ir a pensar y a entrar en contacto con la divinidad, a ver salir de sus casas a los gnomos o a intentar cazar un hada de las de alitas transparentes.

Me gusta estar rodeado de ese misterio que se deja notar justo cuando el sol se va y las sombras empiezan a cubrir el verde. Y en contra de lo que la gente puede pensar, no me da miedo, sino que disfruto del silencio de ese momento y de la belleza de la quietud momentánea.

Porque pronto, las pequeñas luces fosforescentes de las criaturas de la noche me acompañan y me hacen ver detalles que de día no aprecio.

Quizás porque el resplandor mágico que tiene esa luz, transforma las cosas y purifica los males que revolotean a mi alrededor durante el día.

Quizás porque a veces quiero imaginarme historias en tierras lejanas y las musas no me acompañan y me contento con mirar lo que tengo más cerca. Y de pronto descubro la riqueza que poseo.

Quizás porque un paisaje que estás viendo muy oscuro, puede en un momento, por arte del polvo mágico de las hadas, transformarse en un mundo teñido de colores con sonidos.

Quizás, y esto sólo quizás, porque con mi aspecto de árbol fuerte y recio, que hipnotiza a quien pone sus ojos en mí, alguien ha visto más dentro y se ha dado cuenta de que en mi interior vive un hada (de las de alitas transparentes) que algunos llaman Darabita y yo llamo Ilusión.


(Oído mientras descansaba debajo de este árbol ...¿o quizás lo soñé?....)





@Darabita

10 comentarios:

  1. Adoro los árboles grandes y frondosos.
    Me parecen mágicos.
    No sé si lo oíste o lo soñaste pero qué más da?

    Besos.

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    1. Ciertamente, ¿qué más da?

      Las cosas son lo reales que nosotros queramos que sean

      Saludos

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  2. un árbol un considero
    donde el hombre ha de considerar
    lo poco que vale, si no tiene que dar
    .
    buena entrega, saludos

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  3. No sé si lo soñaste, pero ya sabes que la naturaleza nos habla, sólo hay que escucharla. La magia vive en ella, como tu bien describes. El bosque tiene siempre una nueva melodía y los frondosos árboles forman parte de la magia, esa que tanto necesitamos para seguir creyendo a saber en que... depende de cada uno.

    Muy bonito el relato, como siempre un placer leerte, Beatriz

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    1. A veces tenemos que aprender a oír lo que tenemos alrededor. La naturaleza siempre nos habla sin palabras.

      Saludos

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  4. Esa Mágia que te envuelve.......divina .Ese maravilloso relato tan real como fantástico hace que vuelva a leerlo porque se me antoja tan bello como el de las bolas de color que tambien publicaste Daravita.
    Me llenas de tu energia al leerte Beatriz, tienes un encanto que me reconforta y me hace sentir Paz mucha Paz,
    Gracias
    Un fuerte abrazo .

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    1. El hada Darabita tiene ese efecto: reparte paz a quien la lee.

      Saludos

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  5. La de cosas que nos puede contar un árbol, y sorpendernos con la existencia del hada Darabita!
    Excelente imaginación Beatriz.
    Un abrazo.

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    1. Cierto. A veces solo tenemos que pararnos a escuchar a las cosas "inanimadas" para oír todo lo que nos dicen sin palabras.

      Saludos

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