Mírame a los ojos.
Siente mi mensaje sin palabras.
Entra en mi
alma.
Escucha mi dulce llamada.
Nota mis latidos.
Llévame a la
tierra que tú labras.
Acúname en tus brazos.
Hazme sentir
acompañada.
Comparte mi locura.
Pinta mi paisaje de color
lila.
Acércate a mi cuerpo.
Embriágate con mi
aroma.
Confiésate conmigo.
Pon tus sentimientos en fila.
Toma
en tus manos mi vida.
No te lo tomes a broma.
Quédate un poco
más a mi lado.
Concédeme amaneceres risueños.
Escucha y mira mis
monedas.
Ámame con toda tu ternura.
Dime que me quieres.
Así sé que
se cumplen mis sueños.
Llévame contigo.
Líbrame de toda
atadura.
Sigue echando leña al fuego.
No dejes que nunca se
apague.
@Escritos
Siempre hay que mantener viva la llama de amor, y tu, querida amiga hechas más leña al fuego por lo tanto nunca se apagará
ResponderEliminarPreciosas palabras
Un abrazo
Alimentar el fuego es la única forma de que no se apague.
EliminarGracias por tus palabras, que para mí son leña a mi fuego.
Tu deseas que esa hoguera sigue ardiendo por lo tanto con tus palabras y tu sentimientos eres los leños que la alimentan y ardiento seguirá mientras tu lo quieras.
ResponderEliminarPrecioso lo que has escrito.
Un fuerte abrazo Beatriz
Gracias Gloria. Nunca he pensado en mí como en un leño...pero no es mala idea ;-)
EliminarSaludos
Cuando queremos que algo no se acabe es lo que solemos hacer.
ResponderEliminarBien expresado el sentimiento amoroso y el temor a que termine por falta de cuidados.
Un abrazo,Beatriz.
Últimamente estoy teniendo experiencia con fuegos y no hay nada como echarle un buen tronco para que arda con alegría.
EliminarSaludos