viernes, 23 de agosto de 2013

Esperando

 
Te espero cada mañana, cada tarde, cada noche.

Y mientras te aguardo, oigo tu voz risueña y profunda, veo tu boca que besa y habla, siento tus caricias que me acompañan, huelo tu aroma que me guardé en el bolso, recuerdo tus momentos de goce infinito, sueño el reencuentro de nuestros cuerpos.

Concentro mis pensamientos en ver tu cara; expando mi aliento hasta tu espalda; ilusiono mis ganas con tus palabras; anuncio mi ansia sin ocultar nada; guardo mis andanzas de madrugada; plasmo mis deseos de abrazos en la alborada; olvido mis miedos bajo la almohada; te ofrezco a lo lejos mi alma; y sólo quiero ser tu hada.



Y en el camino me encuentro un poeta, un ángel, un mago y un niño que se dan la mano. De esa manera la espera es para mí, el más dulce de los tormentos.









@Escritos

domingo, 11 de agosto de 2013

Es real

Me miras despacio, me coges la mano, me la acaricias con suavidad y moviendo la cabeza me dices con un guiño: ¡qué bonita eres, niña. Qué bonita eres!

Y yo sonrío porque me he cansado de decirte eso de que las niñas bonitas sólo existen en los cuentos.

Pero me pongo a pensar y veo que realmente es que estoy en un cuento, porque he eliminado del todo las fronteras entre lo posible y lo imposible:

Vuelo cuando me acerco a dos centímetros de tu boca
Dibujo sensaciones imposibles ni siquiera de ver
Reflejo paisajes con las nubes del revés y olas en el cielo
Vivo en una torre de marfil en la que atesoro fuerzas para el día a día
Te doy la mano y me enamoro de tus silencios
Y te escucho embelesada mientras me habla tu alma

Me embarco con premura hacia un más allá imaginario, de otro tiempo, con otro color y con olor a aventura lejana. Invento historias extraordinarias en las que tú eres mi héroe y yo tu princesa imaginada.


Pídeme la luna y te la regalo envuelta en celofán de colores.
Llámame de noche y te atraparé entre los hijos tejidos de mis sueños
Búscame en mi rutina y notarás el reflejo de chispas en mi cara
Cuéntame siempre nuestro cuento aunque sea sólo por el placer de un pequeño escalofrío.


Y, cuando estés lejos, seré capaz de vivir la realidad de la fantasía.
Y, cuando estés cerca, viviré la fantasía de la realidad.

¿Realidad o fantasía?






@Escritos

martes, 6 de agosto de 2013

El color




Saco mi paleta y preparo mis colores para pintarte.
Y después de mucho esfuerzo y muchas horas,
me doy cuenta de que no vale para nada mi arte.


Me faltan colores radiantes que veo cuando te miro.
Colores que aun no tienen nombre, ni textura, ni sonido
porque reflejan intangibles tan dispares
como un gesto, una ilusión, un recuerdo o un suspiro.

Por ejemplo, el color de tu intensa y serena mirada,
cambiante a cada instante, desde un vivo color estrella
hasta el último matiz que se observa en la alborada.

El color que cada vez que te miro refleja tu sonrisa:
entre el agua, el cielo, la arena y la madera.
Realmente, un color que mimetizas muy deprisa.

El color que emana de cada una de tus palabras:
desde el susurro más profundo, tierno y contenido,
hasta la melodía alegre que labras cuando hablas.

Y ese color que te envuelve, que algunos llaman aura,
que tiene tanta fuerza y belleza
que no hay pigmentos en la naturaleza
para reflejar lo que en mi mente, al mirarte, se instaura.









@Poesía

jueves, 1 de agosto de 2013

Y en ese momento...



Me gusta dejar en tu frente morena mil y un besos pequeños que quieren jugar con tu pelo. Y que en ese momento se escape de tus labios un suspiro pequeño.



Me gusta que me despiertes dibujando en mi espalda corazones con tus labios. Y que en ese momento me digas que siga durmiendo, mientras tu boca no quiere detenerse y mi cuerpo se arquea sin remedio.

 
Me gusta que tus manos fuertes me acerquen hacia ti apretándome sin ahogarme y que, cuando te miro, tus dedos ricen mi mechón rebelde. Y que en ese momento, con tus ojos, me digas lo a gusto que te sientes.


Me gusta descubrir tu olor como una leve fragancia que te envuelve, y que en un acto de seducción, te perfumes de ti mismo porque quieres impregnar mi cuerpo con tu esencia. Y que en ese momento pongas los cinco sentidos en que tu piel y mi piel sean sólo una.


Me gusta la cara con que me miras, las sonrisas que me dedicas, los abrazos que me regalas y los besos que me prodigas mientras yo procuro no perderme detalle para guardarlo todo en mi retina. Y que en cualquier momento me descubras cuál es la magia con la que me has tocado.


Me gusta oírte contar historias de tiempos pasados y presentes y, si cierro los ojos, ver tu voz que se instala en mis oídos para que pueda repetirlas, con toda su entonación, en mi mente. Y que en el momento más álgido de la historia, pares y me susurres lo primero que se te ocurre al ver cómo te admiro.


Me gusta meterme contigo mientras te peinas, que se te pasen las horas volando, que me enseñes tu jardín, que me ofrezcas agua de tu vaso, que me hables en lenguas extrañas, que me ayudes a buscar mi ropa y que te sientas tan relajado como una barca anclada en un mar sereno. Y que en esos momentos, en el mundo sólo existamos tú y yo.


Me gusta que estés pendiente de lo que trae el viento, que conozcas mi cara, mis silencios y mis gestos porque así no tengo que expresar con palabras lo que me atenaza por dentro. Y que en esos momentos seas consciente de lo importante que es tenernos.





Y me gusta seguir pensando que todo esto que sueño, sigue siendo tan real como yo lo siento.








@Escritos