lunes, 21 de enero de 2013

La burbuja

"Aquí no se vende ni se compra nada. Sólo se acepta el intercambio".

El cartel imaginario lo decía claro, pero aunque al principio él no creyó que nadie pudiera dar algo a cambio de uno de sus sueños, -aunque fuera el más preciado de todos los que tenía-, con el tiempo, la experiencia le hizo entrar en razón.

Cuando las hadas son pequeñas y aún no pueden volar, no tienen nada mejor que hacer que pensar y pensar. Y como ocurre también en el mundo humano, hay hadas con mucha imaginación, hay hadas con mucha ilusión, hay hadas innovadoras y creativas, hay hadas con ganas de inventar cosas que ayuden a los demás a ser felices…Vamos, que hay hadas de muchos tipos.

El hada Darabita, desde bien pequeñita, tenía claro que en cuanto pudiera ser autónoma quería ayudar a los humanos a hacer vivir sus sueños. Sueños que, quizás, ni siquiera sabían que tenían o simplemente que no eran capaces de visualizar.

Cuando pasó un tiempo (y fue mucho, porque el tiempo de las hadas se mide en ultraminutos-megasónicos) y Darabita se hizo mayor (aunque seguía siendo pequeñísima a ojos de los humanos), se convirtió en un hada fuerte, muy fuerte; con mucha energía y un movimiento envolvente que te atrapaba sin darte cuenta cuando la veías andar, y mucho más si tenías la suerte de verla volar. No había nadie que la pudiera cansar; su paciencia era infinita y la compasión hacía de ella un ser muy amoroso. Sabia, inteligente, fiable, imaginativa, creativa, protectora, cariñosa y optimista. Su intuición le hacía darse cuenta de lo que querían los humanos antes de que ellos mismos lo intuyeran.

Por eso, cuando descubrió que existía un invento consistente en una burbuja invisible dentro de la cual, a todo aquel que pasa por ella le quita un sueño, Darabita llegó a un acuerdo con el duende inventor: a partir de ahora en vez de recoger los sueños para acumularlos en el profundo pozo cerca de su cabaña, ella se iba a ocupar de utilizarlos para hacer trueques: “un sueño tuyo, por otro ajeno”.
Darabita se ocupa con gran diligencia del reparto y, no se sabe muy bien cómo ni por qué, siempre logra que el cambio sea satisfactorio.  




En medio de una gran dehesa, amplia, verde y fresca se oía el crujir de unos pasos callados. Un hombre se acercaba (un poco temeroso, todo hay que decirlo) a dejar uno de sus sueños para que otros pudieran utilizarlo. Y, claro está, a llevarse una quimera ajena que le hiciera vivir lo que nunca fue capaz de imaginar por sí mismo. Él no sabe cómo sucede esto. Ni siquiera sabe de la existencia de Darabita ni de su trabajo con el invento del duende, pero ha comprobado que cuando pasa por allí algo le roza la cara muy suavemente y luego, siempre, le viene a su mente un bonito sueño que le hace seguir viviendo.

Porque a veces los sueños de los demás nos hacen revivir nuestras esperanzas clandestinas.



Y de noche, si tienes la paciencia de estar muy quieto y sin hacer ni un ruido, desde la linde del bosque, se ve muchas veces cómo Darabita prepara los sueños ajenos metiéndolos en papel de aluminio para que no se enfríen y poniéndoles pegatinas de colores que los clasifican.

Tú, ¿cuál de tus sueños regalarías?





@Darabita

3 comentarios:

  1. Beatriz, no se si el hada Darabita no quiere que te deje mi mensaje , ya que es la tercera vez que voy a publicar este comentario y espero que quede reflejado , no se porque motivo las otras dos no han quedado .
    """"" Al leer LA BURBUJA me has hecho recordar momentos felices de mi niñez, lo cual agradezco infinitamente """"
    A tu pregunta ¿ cuál de tus sueños regalarías ?, Todos y cada uno de ellos si sirven para hacer feliz a alguna persona. Me gusta sentir a los que me rodean esatr felices y a los que siento en la distancia , tambien .
    Un saludo

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    1. Pues a veces Darabita es algo traviesa, aunque normalmente es buena ;-)

      Eres generosa con tus sueños...

      Saludos

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  2. Beatriz, yo regalaría un sueño que tuve hace muchos años en colores, era una pradera muy verde llena de margaritas, lucía un sol espléndido y Paul Newman y yo corríamos de la mano muy felices. Ël estaba muy enamorado de mi !!!! Hace años que no tengo sueños tan bonitos. Este sería mi regalo para Darabita.
    Besos.

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