La velocidad que nos imponemos nos ayuda a olvidarnos de lo que queremos esconder.
El ajetreo de las ciudades nos envuelve y nos empuja sin darnos cuenta.
La falta de tiempo transforma la amistad en relaciones esporádicas.
La velocidad de los acontecimientos nos impide profundizar en ellos.
El trabajo diario nos ocupa la mente y desatendemos las necesidades del alma.
Bla, bla, bla…….
A veces pienso….¿todo esto no será una excusa?
Y hacer que nuestro día tenga un rato, por pequeño que sea, para dedicarle a nuestra tranquilidad, para simplemente disfrutar de la quietud y el sosiego y observarnos un poquito más. Vivimos las 24 horas con nosotros mismos y a veces somos las personas a las que menos conocemos.
Que el ritmo de vida que nos ha tocado vivir no sea una disculpa para pararnos a descansar. Y en el descanso, conocernos un poco más, cuando busquemos en el corazón, y en silencio oigamos esa voz.
Porque solo conociéndonos bien seremos capaces de conocer a quien nos quiere.
@Conocernos
Decía el sabio:"Cuando estoy de pie, estoy de pie; cuando estoy sentado, estoy sentado; cuando ando, ando; cuando como, como; cuando hablo, hablo. Vosotros cuando estáis sentados, ya estáis de pie; cuando estáis de pie, ya estáis corriendo; cuando corréis, ya estáis en la meta". Y así nos va, asfixiaítos todo el día.
ResponderEliminarBesos de Ana
Siempre debemos regalarnos con unos instantes de descanso para poder observar con detallelo que estamos mirando , y para sentir el aire que nos acaricia las mejiilas y saber de donde viene.
ResponderEliminarUN beso