lunes, 27 de mayo de 2013

Debajo de la cama

A veces, alguien me pide cuentos: cuentos dormidos en mi imaginación que esperan agazapados su despertar; cuentos que se van fraguando lentamente al unirse pensamientos inconexos; cuentos vestidos de fiesta con colores brillantes y muy olorosos; cuentos para quedarse dormidos en mi regazo; cuentos, en todo caso, que desarrollan la imaginación cuando, al leerlos, los vislumbramos.


 


Y anoche, mientras intentaba escribir uno de esos cuentos, oí un ruido debajo de la cama.

Puse toda mi atención en el sentido del oído para identificar qué era, deseando que no fuera un bicho y escuché lo que parecía ser una conversación a gritos pero en voz muy muy bajita. Los sonidos no paraban, y aunque me daba mucho miedo, decidí mirar debajo de la cama.

Mi cuerpo boca abajo; mis manos agarradas al borde de la cama; mi pelo tocando el suelo; mis ojos esperando ver lo que mis oídos escuchaban; mis piernas tensas guardando el equilibrio en esa posición tan extraña.

Corrían, saltaban, gesticulaban, daban vueltas sobre sí. Eran seres diminutos con forma casi humana y alas de cristal que, nerviosos, esperaban que me durmiera para revolotear por encima de mí y lanzarme sus polvos-de-los-sueños-increíbles.


Esos polvos mágicos que te hacen vivir cosas irreales por no poder tocarlas, pero innegables porque le dan la vida al alma. Y son motitas que se unen y adoptan forma unas veces de palabras, otras de besos y otras de miradas, porque para eso están hechizadas.

Cerré los ojos y los volví a abrir para cerciorarme de que lo que veía era cierto. Y como esos seres (luego me he enterado) son muy ligeros, veloces y volubles es difícil poder observarlos continuamente, así que no ví nada.


Lentamente, volví a mi postura original en la cama. Tumbada boca arriba, elevada la cabeza con varios cojines de colores, agucé el oído para volver a oír las vocecillas, pero ya no lo logré. Y no pude seguir con el cuento que estaba escribiendo porque, extrañamente, me quedé dormida.


Y fue el momento en el que Darabita aprovechó para agitar rápidamente sus alas encima de mi cabeza.


Desde ese momento hasta los primeros rayos de sol que me trajeron de vuelta a la cama, soñé que estaba contigo. Parecía tan real que por un momento dudé si era cierto. Y es que a veces durmiendo, vivimos, y despiertos, sólo soñamos.


Gracias por pintarme sonrisas en la cara.







@Darabita

29 comentarios:

  1. Espero que esas vivencias irreales, soñadas, esos seres diminutos las hagan realidad en ti.

    Saludos,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La verdad es que Darabita tiene mucha magia. Seguro que puede hacerlo realidad.

      Eliminar
  2. Polvos de sueños y polvos de inspiración recibiste.
    Es verdad, a veces, es durmiendo cuando más vivos estamos.

    Besitos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Debe ser porque dejamos que salga lo que despiertos no podemos ni siquiera soñar...

      Eliminar
  3. Entonces cuando despierto sueño, sueño que duermo, y -por consiguiente- vivo. Eso no me lo enseñaron en la escuela.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay cosas que te enseña la experiencia de la vida. ¡Y suelen ser las cosas más importantes!

      Eliminar
  4. Y así, tan sencillo... nos escribes un cuento de inspiración y calma.

    :)

    Besos abisales

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja, calma pero ¡no veas la postura para mirar debajo de la cama!

      Eliminar
  5. Darabita es muy lista. Los polvos de los sueños imposibles.... yo quiero oir ruiditos debajo de mi cama, aunque cuando me asome tampoco vea nada........
    Un abrazo Beatriz.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Seguro que no verás nada porque Darabita se ocupa de que así sea.

      Si algún día oyes los ruidos mira primero con los ojos cerrados para que no se vayan. ;-)

      Eliminar
  6. Oye, Hada mia, ¿soñar para vivir o vivir para soñar? ¿Dónde te encuentro?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Podemos vivir soñando que nos encontramos detrás de cualquier esquina.

      Eliminar
  7. Respuestas
    1. Me alegro porque no hay nada mejor que ver unas esquinas de una boca, sonriendo.

      Eliminar
  8. Casi siempre me voy de tu casa con una sonrisa. Y me gusta tanto lo que escribes que me vuelvo y lo releo. Muchas gracias por permitirme soñar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a tí por dejarme hacerte sonreir. Entiendo que ya tenemos bastantes cosas por las que estar serios, así que es mucho mejor dar saltos y brincos como tú dices o que se nos levanten las esquinas de la boca como digo yo.
      ;-)

      Eliminar
  9. ES CIERTO QUE A VECES DURMIENDO VIVIMOS EXPERIENCIAS QUE EN LA REALIDAD NO SON POSIBLES O NO SE DAN... SOÑAR DESPIERTA TAMBIÉN ES BELLO.
    UN BESO GRANDE.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es muy bello. Y creo que un buen ejercicio para dejarnos llevar luego.

      Eliminar
  10. Darabita consigue sacarnos una sonrisa, :)
    Besos.

    ResponderEliminar
  11. Beatriz , Beatriz .... sueño cuando te leo, sonrio sin darme cuenta, me haces sentir una niña embelesada leyendo tus historias y me enterneces con tus conversaciones.Atrapas mágicamente en una nube de azúcar que endulza a todo el que viene a tu rincón y se sienta a leerte, una vez< más ,gracias .
    Te mando un fuerte abrazo y un besito para Darabita.
    Pd) no olvido lo del premio y me pondré a ello en cuanto tenga un espacio para poder hacerlo.
    Me siento cerca de ti

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué bien, Gloria. Volver a ser niños es de lo mejor que podemos hacer. Y si eso trae consigo sonreir, más todavía.

      No te apueres por el premio. Entiendo que no es cosa de dos minutos.

      Eliminar
  12. Así que tienes diminutos debajo de la cama ¡qué suerte! YO TAMBIÉN QUIERO. Lo sé, Beatriz, parezco una niña chica pero es que me encantaría... ¿Me mandas uno en un paquetito? (mejor la parejita ;) GENIAL, un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si los pillo (solo si lo logro) te mandaré unos cuantos. Porque estoy segura de que debajo de tu cama estarán muy contentos...

      Eliminar
    2. Gracias, Beatriz, por compartirlos. Ahora que lo dices, escucharé atentamente y echaré un vistazo allá abajo por si ya hubiera alguno. Qué aquí somos muy golosos y si es por galletas, podría haber ¡toda una ciudad diminuta!
      Te aviso si los encuentro, un beso

      Eliminar
  13. Hiciste real ese mundo de la magia y la fantasía, lo cierto es que yo también deseo que bajo mi cama aguarden mis sueños esos seres mágicos que despierten mi imaginación y recreen en mi mente muchos cuentos maravillosos, tanto como este que nos has compartido. Qué hermosoooooooooooo!!!!

    Besos y feliz fin de semana!!! Que lo será estoy segura!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tú estate pendiente porque seguro que están ahí. Lo que pasa es que son muy silenciosos...hasta que un día se desatan.

      Besos

      Eliminar
  14. Hola Beatriz

    Coincido con Toro, me has arrancado una sonrisa, esa que tanto me hacía falta, por eso sospecho que Darabita eres tu :-)

    Un abrazo enorme

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Espero que esas sonrisas queden tatuadas en tu cara. A veces sonreir es la mejor medicina para la tristeza.

      (Que no te oiga Darabita decir eso que se puede enfadar) ;-)

      Un beso

      Eliminar

Me harías feliz si dejaras aquí algo