lunes, 7 de julio de 2014

Las musas


Dicen que hay musas volando por el aire y que a veces se posan en nuestras cabezas.

No tenemos idea de su forma, ni su textura ni su olor. Pero son entes, aunque no tengan cuerpo.
Esencias en forma de fugaces imágenes sin representación para los ojos.
Evocaciones de pensamientos aun sin nacer.
Nociones de ciencia que no se conoce pero se percibe.
Sospechas de luces que nos iluminarían el camino.

Y yo, cuando noto algo extraño de este tipo, abro mi mente y respiro con fuerza para que si la musa quiere entrar, que entre.

Y la acojo como a una visita: la pongo cómoda, la agasajo, la obsequio con mis detalles e incluso la mimo. Porque ya que está conmigo, quiero que me de todo lo que para mí ha traído.


A veces veo por los pasillos una sonrisa pegada a un cuerpo que me recuerda los ratos que pasamos hablando de los sueños que se quedan atrapados en la almohada. Y a aquellos besos robados a la luz de los neones que no pudieron salir a darse un paseo al sol, ni fueron capaces de verse más allá de las ilusiones del color.

Otras, oigo una voz que me corea una melodía y que me tararea el sonido de una voz diciéndome: quiero que me esperes despierta porque cuando llegue pondré sobre ti el más dulce de mis besos, y tu cuerpo me dirá sin palabras lo que se alegra de verme.

Otras, creo que imagino una conversación entera contigo. De esas que te mantienen despierto porque te envuelve el alma cuando empieza a hacer frío. De aquellas que antaño tuvimos al calor de un abrazo cuando dormía contigo. De las que tienen sabor a espuma de café recién molido.

¿Todo eso será trabajo de las musas? ¿o simplemente las ganas de plasmar en esculturas de letras lo que me ronda la cabeza?




Para mis musas….y musos









@Escritos

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