martes, 9 de julio de 2013

La rosa de los vientos


Norte

Sur

Este

Oeste

Puntos de referencia universales.

El Norte es el punto en el que hay que fijarse para no perder el rumbo. Nos guía a la razón, al orden, al saber estar y al hacer las cosas como se debe.

El Sur nos lleva a lo natural, al ritmo, a la dulzura y a las ganas de movernos.

El Este es un camino incierto, hacia el pasado, a contracorriente, hacia donde salió el sol de la mañana.


El Oeste nos guía hacia adelante, hacia el futuro, paradigma de libertad.

Cada uno tenemos nuestra rosa de los vientos, con sus 32 opciones para elegir rumbo.

Unimos el norte con el este, el sur con el oeste, el noroeste con el sur...


Es la unión constante de contradicciones entre las que nos movemos cada día: escoger un rumbo para cambiar rápidamente hacia otro. Porque es más interesante viajar que llegar.

Pero hay épocas en las que nuestros puntos cardinales están perdidos. Cada uno va en su dirección y no sabemos a dónde vamos. Tan pronto miramos al Norte como al Oeste. Y cuando decidimos ir al Sur, una racha de viento nos lleva al Este. El viaje se convierte en un camino de vértigo, de contradiciones, de miedos e inseguridades que sólo se calman (aunque parezca paradójico) dejándose a merced del viento, sin empeñarnos en seguir una dirección concreta, hasta que amaine la brisa y podamos retomar el rumbo.



Y esos vientos que nos deben llevar tienen nombre conocido: amor, libertad, verdad y bondad.

El viento del amor porque nos hace felices y, en contra de lo que muchos piensan, lejos de disminuir con los años, crece en la medida en que nos dejamos empujar por él.

El viento de la verdad puede ser un huracán o una suave brisa, pero siempre ofrece una fuerza irremplazable. Quien vive en la verdad no le teme a nada ni a nadie. La verdad crea amistad, abre caminos, nos hace transparentes y es el viento que más construye cuando hablamos de relaciones humanas.

El tercer viento, incontenible a veces, es el de la libertad. Libertad no precisamente de hacer lo que me venga en gana, sino la que me permite elegir lo que hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable en cada ocasión.

Finalmente, el último viento, el que hace volar los toldos de los cómodos y egoístas, es la suave brisa de la bondad. Es un viento humilde como el paso de una hormiga, pero tan necesario como el agua y el aire para la convivencia. Casi no se hace sentir, pero sus efectos entran sin más en el corazón del que lo recibe y le hace mucho bien.


El Norte, el Sur, el Este y el Oeste; amor, verdad, libertad y bondad dando vueltas a ritmo de vals candente.

Y en el centro,

sólo un corazón,
sólo un alma,
sólo diré un te quiero
que te proporcione calma.



 



@Conocernos

6 comentarios:

  1. Para mi el este no es incierto, es mi casa jeje. Un abrazo

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  2. muy interesante, con sabiduría y arte
    saludos

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  3. Con tantos vientos y tantas opciones de la dichosa rosa, mi alma se ha mareado. Además de calma ¿me puedes conseguir una biodramina?
    Salud-itos

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  4. Que bonito Beatriz, un feng-shui muy tuyo...
    Un abrazo.

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  5. Hay otro punto cardinal que nadie cita: el "nortesuresteoeste" que compendia todas las coordenas y situaciones que integran nuestro comportamiento diario. Hay quien se queda estancado en un solo punto toda su vida y a esos es a los que tenemos que temerrrrrr.......................Beso

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  6. Interesantes reflexiones, Beatríz. Creo que lo ideal sería visitar lo que queda al norte o al sur..., etc, porque son diferentes como bien dices, y para entender hay que conocer.
    Y la libertad, bondad y amor pues son las eternas aspiraciones del hombre. A ver si al menos nos acercamos y podemos verlos aunque sea de lejos.
    Un abrazo.

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