lunes, 19 de enero de 2015

Gracias, sol

En un bosque de árboles frondosos, el sol intentaba pasar hacia el suelo colándose por entre las ramas de las copas más altas.

La trayectoria de los rayos de luz cambiaba con cada hoja mal puesta, con cada entramado de ramas que no se sabía a qué especie pertenecían, con cada racha de viento que soplaba y removía el verde.

Paisajes de luces y sombras que se tambalean sin remedio. Retazos de imágenes quietas que se unen en el movimiento.

Mientras los flechazos de sol intentaban hacer blanco en el suelo, abajo, ella paseaba sintiendo el cálido transitar de la mañana. Iba sola, despacio, con la cabeza puesta en sus cosas pero sin dejar de observar los mil y un detalles que le demostraban que el bosque es un lugar vivo. Que hay cosas que nacen, viven y mueren. Y en ese camino de vida, el desarrollo que alcancen depende del astro rey y de su incidencia en la semilla.

Pasos con el punto justo de velocidad y cadencia que le permitían avanzar sin llegar demasiado pronto.
Brazos que refugiaban su propio cuerpo al sentir la fresca brisa.
Sonrisas sinceras al pensar momentos de dicha.
Miradas con chispa que reflejan la alegría que siente sin buscarla.

Es un simple paseo por el bosque.
Es un simple recorrido por su mente.
Es un simple trayecto por el tiempo que va pasando y va afianzando lo que un día nació como un brote de hierba y hoy se ha convertido en un recio árbol que apoya la vida de lo que tiene alrededor.



El sol del amor que da sin esperar nada a cambio.
El amor del sol que calienta sin quemar lo que necesita su ardor para poder seguir viviendo.



¡Gracias sol!









@Escritos

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