El mar acaricia mi cuerpo envolviéndome con sus frías pero acogedoras manos, como tu abrazo al despertarnos cuando aún no ha amanecido.
El viento me susurra su sonido que no habla pero todo lo dice, como tus ojos cuando, en silencio, me dirigen tu atención a través del gentío.
La arena impregna mi piel con sus finos granos, centímetro a centímetro, como el amor que escapa por tus poros y se posa sobre mis atentos sentidos.
El sol me dora la piel desnuda instalando en ella el color del verano, como tus caricias transforman la soledad en permanente presencia durante el estío.
Siento el mar, el sol, el viento y la arena con la misma intensidad que tu presencia en mi vida.
El mar te acaricia entre olas, el mar te susurra entre su brisa, sientes el mar desde su profundidad.
ResponderEliminarUn beso.