miércoles, 4 de diciembre de 2013

Magia


Érase que se era un castillo mágico situado en la cima de una montaña. Tenía una posición privilegiada y decían que desde allí, en tiempos, se defendía todo el territorio perteneciente al ducado de Torrecilla de las Fuentes Frescas.

La magia le venía por ser un castillo inexpugnable. Sin puertas, ni rejas en la entrada, parecía fácil de traspasar, pero alguna fuerza invisible hacía que el que quisiera pasar no pudiera hacerlo, ya que aunque nada material impedía el paso, todo el que lo intentaba decidía en el último momento no entrar.


Y esa magia, aunque venía de antiguo, se había acentuado a lo largo de los últimos tiempos.

La tradición decía que quien alguna vez a lo largo de la historia había entrado en el castillo, lo había hecho con algún objeto mágico. No siempre era el mismo, porque dependía de quién lo utilizara, pero eso sí, siempre estaba hechizado.


Por ejemplo, si era una pluma, como era mágica, podía hacerte volar. Si era pintura, como era mágica, podía hacerte ser invisible. Pero podía ser también una armadura, un cetro, una varita, una poción...


Como era tan difícil entrar, nadie sabía muy bien qué había dentro, pero todos soñaban con encontrar grandes riquezas. A lo mejor no materiales pero sí de esas que te hacen sentir bien y que justificaran el hecho de que sólo podía entrar quien lo intentara con su magia.

Yo busqué y busqué el castillo porque sabía que con mi mágico anillo quitamiedos seguro que podría entrar en él. Pero no lo encontraba. Por más que me decían: ¡¡encima de la tercera loma!! ¡¡debajo del bosque de abedules!! ¡¡pasado el riachuelo de la montaña!!...NADA.

Y de pronto, un día cualquiera, dando un paseo, me di de bruces con él. Un castillo impresionante, regio, de una vista cautivadora, escondido entre los árboles y rodeado por fosos profundos que daban al conjunto un aspecto encantador y que susurraba su historia aunque no quisieras escuchar.

Efectivamente, mi anillo mágico quitamiedos me permitió la entrada y viví unos momentos de confusión a la vez que de dicha, al encontrarme en un ambiente que me hacía percibir mucho más de lo que pueden ver los ojos.

Entendí muchas cosas hasta el momento para mí inaccesibles. Vislumbré muchos sentimientos ajenos enterrados y escondidos; comprendí mil detalles hasta ahora clandestinos. Y encontré la manera de perder el miedo a abrirse a lo desconocido; a cambiar de vida y beberla a sorbitos a la luz de un cálido fuego; a empezar de nuevo de cero con la ilusión intacta; a soltar amarras, sin disfrazar mi miedo de amor por lo mío; a tener esperanzas de un mañana a tu lado.

Quizás esta historia que relato como mía, pueda ser el cuento de muchos que la leen. Porque los castillos inexpugnables siempre se pueden traspasar si somos capaces de encontrar la magia que nos ayude.



¿Cuál es tu magia?








@Escritos

9 comentarios:

  1. Me encantaría cruzar el pórtico con tu anillo quita-miedos y ver al otro lado con tanta lucidez como tú.
    En Ávila di con un arco caído sobre la hierba, lo traspasé y te juro que sentí una energía desconocida. Me sentí como más fuerte ¿es eso magia?
    Gracias, Beatriz, por tan grato viaje :) Bss

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  2. ¿Mi magia? poder leerte, me transportas y me haces feliz. Un abrazo agradecido

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  3. Que bueno desprenderse de todo aquello que nos ata, de sentirnos libres para sentir, pensar, actuar...
    Mi magia está en el arte, en el amor por los animales, en dar...
    Besos

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  4. Bea, yo tengo un castillo. Si eres capaz de imaginartelo, te abro la puerta.

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  5. Mi magia es no tener magia, solo ilusión, ganas de aventura y de vivir.

    Besos,

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  6. El cariño suele abrir el paso a invencibles castillos.
    Un abrazo, Beatríz.

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  7. Mi querida Beatriz, ……TÚ eres Mágica.
    Un besote enorme y lleno de cariño

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  8. Siguiendo tus precisas indicaciones, he penetrado intramuros. La guardia armada me ha apresado al instante. Desconfían de mis ropas y mi lenguaje. Ahora estoy en el fondo del calabozo, y no hay rastro de juglares, ni de magos. ¿Podrías rescatarme con tu anillo?
    Abrazos, siempre

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