lunes, 1 de abril de 2013

De postre

La luz caía sobre el porche.

Los reflejos en su pelo brillante parecían gotas de sol encapsulado.

La calma arropaba el viento, los sonidos, los colores. Lo envolvía todo, ¡hasta su alma!

La mirada fija en el horizonte, esperando ver el último fulgor con el que comienza la noche. Y como dicen que cuando se pone atención en una cosa los demás sentidos tienen que descansar, tener la vista fija en el póstumo rayo del día le hacía no oír, ni oler, ni sentir lo que sus manos tocaban.

Hacía un rato que había salido de casa buscando el frescor del atardecer para leer ese libro que hacía ya un tiempo que andaba atrapándole su atención y que estaba llegando a su fin.

Y allí esperaba evadirse de todo lo que le rodeaba, olvidar que existe un mundo fuera de ella, y sentir que puede volar cuando quiere al cosmos de su imaginación. Pero ese atardecer rojizo y malva, no le dejó hacerlo.

Pensaba en los momentos siempre felices en los que la lasitud acudía a ella mientras observaba ponerse el sol. En las conversaciones que unos momentos después se producían. En los abrazos recibidos al sentir el primer frío de la noche que aun no estaba oscura. En los besos apasionados entre palabras indescifrables que recibía para empezar a sentir las sombras. Y en todas las horas pasadas en aquella casa a la orilla del mar.

Las risas compartidas, el sonido característico de las gaviotas buscando parpujas, las lagartijas entre los matorrales y los escarabajos caminando trabajosamente por la fina arena dorada, el ulular del viento en otoño, las bromas que siempre hacía sobre sus rizos, los rayos oblicuos del sol dándoles los buenos días con una caricia muda….



Se fue el sol y ella vuelve en sí. Despierta de su ensueño sin saber qué ha estado pensando, ni siquiera quién era ese día: navegante solitaria, compañera idolatrada, caminante cansada o amiga del alma.



Y de postre, tú, acercándote a mí despacio con la sonrisa en tus labios y tus brazos estirados para atraparme sin remisión y hacerme sentir bajo tu cobijo, la mujer más querida del mundo.







@Escritos

11 comentarios:

  1. Muchas veces cuando leo tus frases , me haces pensar en cuan bello sientes.
    Gracias por escribir Beatriz
    un beso

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    1. Ay Gloria. Tener lectores como tú es un gustazo.. Siempre dando ánimos.

      Yo creo que todos sentimos bonito, lo difícil es saber expresarlo porque a veces ni siquiera sabemos decírnoslo a nosotros mismos.

      Un saludo

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  2. Pero que linda que eres, como sabes expresar sentimientos , sensaciones sublime me encantaaaaaa, un beso yyyyyyyyyyyyyy se feliz

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    1. Esto no sería posible si no tuviera gente cerca que me hiciera sentr así...

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  3. El amor anida en tu corazón y lo expresas como ese mar en calma. Afortunado el que lo comparte Beatriz


    Un abrazo

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    1. Cuando el corazón está feliz es fácil que se note. Y si no es así, hay que intentarlo siempre.

      Un saludo

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  4. Tienes una sensibilidad muy especial, Beatriz, pero mejor que eso es que puedes transmitirla.
    Mis felicitaciones.
    Me quedo, con tu permiso.
    Un abrazo.
    HD

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    1. Permiso concedido, por supuesto.

      Muchas gracias. También a mí me ha gustado encontrarte.

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  5. Que bonito y que dulce...
    Me encanta el título de tu blog

    Besos abisales

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    1. Ojalá todas las esquinas de las bocas sonrieran siempre.

      Saludos

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  6. Leyendo, leyendo, me hubiera gustado estar en el lugar de la protagonista, por el entorno, por su serenidad, por todo.
    Saludos, me quedaré por aquí.

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