lunes, 4 de marzo de 2013

Alas transparentes

Darabita salió de su escondite. Ese que nadie es capaz de descubrir aunque pongan todo su empeño en ello.

Sabía que había unos cuantos seres de la noche que la estaban vigilando. Porque su misión en su mundo de fantasía era dar felicidad -de la manera en que pudiera y la dejaran, pero dar felicidad siempre- a quien se cruzara con ella, y había algunos que eso no lo soportaban.


A
l salir del escondite y tras el consabido...¡¡preparados, listos, ya!! Darabita no paró de volar y volar con sus alas transparentes. Unas alas que, como casi no se ven, le dan el aspecto de una pequeña mujer que es capaz de desplazarse por el aire sin hilos, sin aparatos que la deslizaran, sin mover nada de su cuerpo….sin ningún esfuerzo.

Esas membranas tan extrañas que salían de su espalda parecían frágiles, pero están hechas de un material mágico no conocido por la ciencia humana que es mucho más resistente que cualquiera de los usados para construir naves espaciales.

Así que el problema de Darabita para moverse no era nunca debido a sus alas. Era que hacía tanto bien por donde pasaba, repartía tanta magia, se ocupaba de proporcionar felicidad con tal ahínco, que en ocasiones se quedaba sin ferritina que la sostuviera a ella. Incluso a veces tenía mareos, palpitaciones, le temblaba el pulso y estaba agotada … casi no tenía fuerzas para seguir…pero lo seguía haciendo.

Los que la conocían bien sabían que nunca, pasara lo que pasara, dejaría de dar paz y libertad ni de procurar la felicidad que estaba a su alcance, (que era mucha más de la que se pueda pensar porque no olvidemos que tenía magia en el interior de sus alas transparentes). Y ella tenía claro que, aunque en ocasiones flaqueara, con un aporte complementario de hierro podía superar sus limitaciones.
La pega a veces era encontrar  esas vitaminas necesarias para seguir, porque además, aunque muchos buscaban y usaban los efectos de su magia, nadie la ayudaba a rebuscar tan preciado tesoro en el bosque de las hadas.

Y cuando una y otra vez (y otra, y otra ,y otra) la razón le ganaba la batalla a sus sentimientos y se daba cuenta de cómo la ecuación dar-recibir estaba descompensada, ella lo que hacía era dejar de volar haciendo eses y volar en línea recta con cuidado de no chocar con nadie. Porque aunque era pequeña, podía hacer daño si a la velocidad que iba acababa metida en un ojo.


Ver volar a Darabita con su varita mágica era todo un gusto hasta para los sentidos más dormidos:

Magia de hadas que hacen volar.
Sueños de seres que quieren gozar.
Sombras de árboles que protegen del azar.
Aguas que calman la sed de dar, facilitar y otorgar.


¿Me acompañas?





@Darabita

4 comentarios:

  1. Cuesta un poquito para un adulto adentrarse en un mundo de hadas, jeje,pero que duda cabe que apetece huir con la imaginación de la realidad y sentir la magia y la ternura durante unos minutos.
    Buena imaginación.
    Un abrazo.

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  2. Que esa hada Darabita no deje jamás de volar e ir repartiendo toda su magia como desea, y que aquellos "malvados" que por el contrario lo único que desean es perjudicarla, que jamás consigan descubrir su escondite. A través de la imaginación tú también nos has regalado ese instante de felicidad como tu preciosa hada Darabita.

    Besitos!!!

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  3. Pido disculpas por mi retraso en la visita a Darabita, con todos mis respetos........esa mágia se contagia al leerte .
    Un abrazo muy fuerte
    protege bien a Darabita Beatriz, es un tesoro !!!!!!!

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  4. Adentrarse en el mundo de las hadas es lo más emocionante que, con cierta edad, podemos hacer. Nos empuja, nos conmueve y nos da la visión de las cosas desde otra altura.

    ¡Que la magia siempre os acompañe!

    Saludos

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