lunes, 29 de abril de 2013

Me gusta, imagino, sueño, deseo, quiero


Me gusta que tu voz mi soledad mitigue.
Imagino que cuando hueles mi perfume, lo persigues.
Sueño con vivir juntos una historia que me intrigue.
Deseo que con mi cuerpo disfrutes y te fatigues.
Quiero que mis abrazos te den calor y te abriguen.

Me gusta que me descubras tus tesoros escondidos.
Imagino que me evocas cuando ves el mar embravecido.
Sueño que activo tu mente con pensamientos coloridos.
Deseo que nos halle el alba uno en otro embebido.
Quiero que nos acompañemos siempre como dos forajidos.

Me gusta que te apetezca besarme al encontrarme.
Imagino que escribes mi nombre en la arena al pensarme.
Sueño que mi sonrisa algún día te desarme.
Deseo que tiembles de deseo al acercarme.
Quiero que me digas que quieres siempre amarme.

Me gusta dibujar tu nombre con tiza.
Imagino que me llamas porque mi voz te tranquiliza.
Sueño que mi mirada te hechiza.
Deseo ver cómo nuestro amor se agudiza.
Quiero ser siempre tu sombra postiza.

Me gusta que me mires sin que me de cuenta.
Imagino que al verme, tu deseo fermenta.
Sueño que vivo de ti siempre atenta.
Deseo contigo estar siempre contenta.
Quiero ver cómo tu amor se transparenta.

Me gusta, imagino, sueño, deseo, quiero.


Me gusta imaginar que sueño que te quiero...y te deseo.









@Escritos

viernes, 26 de abril de 2013

Espuma

Espuma de mar.
Burbujas en la superficie del agua.
Olas que llegan y se retiran.
Movimientos incesantes, efecto de las mareas.


Atrayente e hipnótico sonido vestido de blanco y azul que acaricia mi cuerpo cuando me acuesto en la orilla de tus sentimientos.

Los vaivenes de las mareas parecen ser un acontecimiento que se produce sólo en el mar, debido a la atracción del sol y la luna. Pero, como hecho físico, las mareas se deben a la atracción gravitatoria de un cuerpo masivo sobre otro, sean cual sean éstos.

Si la gente que nos atrae nos produjera fenómenos como las olas y su espuma blanca, yo sería siempre un mar embravecido. Por supuesto que hay gente que me atrae más (mareas y olas más fuertes) pero mi mar nunca está sereno del todo. Y eso me gusta.

Me gusta sentirme viva,

en movimiento,
sentir mi revolución,
moverme al ritmo del mundo,
nadar en la corriente.

Evolucionar e ir reinventándome con cada impulso que me da la vida.

Ir conformando un paisaje lleno de colores, movimiento y música. 
Y no acabar nunca de forjarme definitivamente.
Seguir creciendo porque siempre hay alguien de quien aprendo.



Me gustan las olas, la espuma y el movimiento del mar.








@Escritos

miércoles, 24 de abril de 2013

Déjame

Déjame que llene de alegría tus minutos,
y que en cada rincón de tu cuerpo
ponga mi marca y te rinda un pequeño tributo.
Vamos a parar el tiempo, a volver a los quince años viviendo libres como entonces creyendo que el tiempo es nuestro, y que esa luna en brillo y plata se exhibe sólo para nosotros.

Sintamos -como entonces- nuestros corazones palpitar, nuestro deseo crecer tan sólo con mirarnos, y cómo el mundo entero se pone a nuestros pies si nos amamos.

Déjame que ordene las miles de palabras
que han salido de tus manos a lo largo del tiempo
y teja con ellas todo un mundo de abracadabra.

Vamos a gozar al sentir, cómo la piel se eriza, cómo al juntar nuestros labios las chispas salen despedidas, cómo el latir acompasado de nuestros cuerpos es la mejor de las melodías, cómo la felicidad que irradiamos sirve de estímulo a la vida.

Que cada uno de mis suspiros sea como el polvo mágico de estrellas que usan las hadas para hacernos volar. Y que al darnos un abrazo, todos los objetos que nos rodeen cobren vida alentados por nuestra fantasía.

Déjame que observe cómo se eleva el fascinante humo
y que cese de sentir miedo de “estar” demasiado,
miedo de luchar poco y de no acertar con lo oportuno;
miedo de desear que mi mundo siempre sea anaranjado.



Para todo esto necesito sólo una noche…o una vida repleta de sueños.








@Escritos

martes, 23 de abril de 2013

Leyéndote

Todos los días trato con muchos personajes, veo situaciones que son impulsos de vida lanzados al aire. Participo en diálogos que van desde la tragedia más siniestra a la comedia más desternillante. Anoto sentimientos que se van guardando en mi mente y van así dándole el aspecto de baúl lleno a rebosar de disfraces (por la variedad y el colorido) preparados para usar en cualquier momento.



Oigo voces que me cuentan su vida, a veces entera, a veces sólo un aspecto destacable, a veces pequeñas relaciones y reacciones. Y cuando escucho esas voces, mi imaginación se pone en marcha y vuelo hacia los paisajes en los que sueño que se desarrollan las acciones; viajo hacia los rincones de la mente que se ponen en funcionamiento cuando se viven esas experiencias; monto un escenario lleno de detalles, con todo su atrezo… y le pongo música, añado luces...y entonces mi corazón percibe cómo sienten los actores que en él se mueven.


Vuelo sin moverme a mundos desconocidos, recorro kilómetros andando sin cansarme los pies, me sumerjo en el fondo del mar sin ni siquiera mojarme, conozco a todo tipo de gente en ambientes variopintos, paso miedo de quedarme sin agua en el desierto sin pisar la arena, duermo cerca de una hoguera esperando que amanezca sin bajarme de mi cama, incluso hablo lenguas de las que no sabía ni siquiera su existencia (la última, el tayiko).




Paso la página al llegar al final a la derecha y mis ojos vuelven rápidamente hacia arriba a la izquierda para seguir leyendo las voces. Esas voces que mis ojos ven y que sólo mi mente es capaz de oír porque no suenan.

Pensar que antes que yo alguien imaginó lo que vivo cuando leo, me hace deducir que escribir no es más (ni menos) que concretar aquello que todos hemos pensado alguna vez y que no sabemos cómo expresarlo ...o quizás es plasmar lo que nos gustaría imaginar y no somos capaces de hacer solos.


En el día del libro, yo dedico mi homenaje a los grandes autores que hay por aquí que me regaláis cada día trozos de historias y mensajes de todo tipo que me hacen ser (a mí también) un poco más feliz.


Y ahora, quiero que leas las comisuras de mi boca. Porque, ya sabes, las esquinas de tu boca, sonríen.






@Pensamientos

viernes, 19 de abril de 2013

El momento

Artista provocador de sentimientos dispersos y anidados.

Caballero andante de tierras lejanas, en busca de su calma.

Druida del bosque encantado, creador de pócimas de magia blanca.

Viajero incansable hacia mundos ignotos, de los del interior humano.

Descubridor de tesoros escondidos, a golpe de palabras.

Escultor de sonrisas, sin necesidad de manos.

Filósofo autodidacta, forjador de itinerarios.

Compositor de melodías originales, escritas en clave de felicidad.

Maestro inventor de sueños envueltos en soportes multimedia.

Constructor de arcoiris hechos de besos de colores, llenos de significado.

Dualidad andante tan seguro de sí mismo, que no sabe que es pura contradicción.

Navegante incansable en veleros de corazones henchidos.

Fachada llena de ventanas, buscando distintos usos al aire.

Compañero incansable de los despertares, repartiendo besos de buenos días.


 

Dime, por favor, cuándo es el momento, porque el futuro es tan inalterable com
o el estático pasado.







@Escritos

miércoles, 17 de abril de 2013

Sonido, movimiento

Valses con tintes de telas vaporosas dando vueltas.

Olas hechas de brazos humanos que se mueven al unísono.

Estremecimiento de corazones agarrados de la mano.

Cuerpos que se cimbrean al ritmo de una música lejana.

Palabras que fluyen tranquilas al otro lado del teléfono.

Deslizamientos por la pista a ritmo de swing pausado.

Bandadas de pájaros volando a ras del agua mansa.

Cadencia de un columpio subiendo hasta la luna.

Cometa dibujando el cielo sin prisas, en una tarde de primavera.

Brazadas bajo un cielo azul de mi mar Atlántico.

Cosquillas en la espalda desnuda al ritmo de una samba.

Corrientes del río que bajan frescas y claras.

Ropa tendida que se mece a merced del viento.

Recorrido de los ojos leyendo un breve poema.

Vuelos de hadas nocturnas que acuden prestas a reunirse.

Campos de espigas ondulando con el viento del atardecer.





Este es nuestro sonido. Ese, nuestro movimiento.






















@Escritos

lunes, 15 de abril de 2013

En la penumbra

En la penumbra, con el profundo sueño a punto de envolverme, mis pensamientos revolotean. Salen de mi boca palabras de añoranza, deseos contenidos, anhelos no cumplidos.



En los caminos, los paisajes me asaltan y en cada kilómetro recorrido mi tiempo se diluye. Los colores son los mismos de siempre, pero se unen de distinta forma y confieren una estampa impresa en oro y llamas.

Tu cara, como si de un girasol se tratara, se vuelve hacia mí para observarme. Y como un caballo al galope, los planes para el segundo siguiente se aceleran.

Tu piel refleja amanecidos destellos.
Tus ojos brillan con un punto de misterio.
El viento que levantas al reír, se enreda en tus cabellos.
Tus piernas son testigo mudo de un forzado cautiverio.

Tu boca, tensa, trasluce sin disimulos el deseo.
Tu pecho espera impaciente servirme de almohada.
Tus manos ansían el contacto con mi cuerpo en un aleteo.
Suspiras vislumbrando mi respiración acelerada.

Tumultos de deseos y promesas se posan en mi ventana.
El frágil cristal de mi sosiego está a punto de quebrarse.
Alguien llama sin descanso rompiendo el silencio.
El amor abre sus puertas, y sin esfuerzos, se instala.


Y ahí está tú, en tu puesto de vigía.










@Escritos

jueves, 11 de abril de 2013

Quédate un poquito más

Limítate a ser como eres: brillante como un mar adornado por el sol oblicuo, sereno como un cielo azul sin nubes, fuerte como el viento que hincha las velas de mi barca, seguro como el noray al que me ato cuando llego a puerto.

Cántame con susurros las melodías de tu alma.
Lléname de entusiasmo al estudiar tus palabras.

Déjame que recree los colores que te escondes bajo la manga, 
y que con ellos pinte el paisaje de mis sueños.

Confúndeme con tus risas en medio de la madrugada.
Acaríciame las manos mientras te tejo esta bufanda.

Dame de beber en tus manos el elixir del amor a tres bandas.
Adórname con las burbujas que despiertan mis sentidos.


Y luego, sé consciente de lo que te sale a raudales: dulzura cuando te acercas a mi espalda, ternura cuando recorres mi mente y mis palabras, agitación al sentirme como la brisa que que te empapa, pasión desenfrenada al oír lo que, sin voz, te pide mi movimiento, certeza de que los sueños se pueden esconder en la almohada.










Anda, dame un abrazo, y quédate un ratito más en mi cama.






@Escritos

martes, 9 de abril de 2013

Encontrarte

Encontrarme con tus manos es como volver a sentir que mi cuerpo despierta de su frío letargo de sentimientos encontrados.

Sentir que el calor de tus abrazos me traspasa, me lleva al paraíso de los sentidos escondidos tras los ojos cerrados.

Darme cuenta de que algo tan simple puede ser tan importante para sentirme amada, deja vacío el espacio ocupado por la desesperanza.

Mirar tu perfil callado mientras mantienes fija tu mirada en el camino que tienes delante, remueve mis más dulces instintos racionales.

Escuchar tus historias inventadas me resta un punto de maldita cordura, al creerme que puede ser cierto lo que pasa en ese mundo de heno, paja y bendita locura.

Oír tu risa franca, sin reparos, me devuelve la esperanza de seguir gozando contigo mañana.

Viajar en el transportador de iones hasta donde la oscuridad nos envuelve y nos encuentra juntos la mañana, me hace revivir los cuentos de madrugadas pasadas.

Todos esos momentos compartidos donde no existe el tiempo, me recuerdan que te quise, te quiero y te querré, sea como sea. ¡Incluso aunque sople el siroco tras las ventanas!



Disfrutar de tu compañía, es un obsequio para mi alma. El regalo de tu vida, tu pensamiento y tu determinación a veces tan callada.







@Escritos

domingo, 7 de abril de 2013

Rima de pacotilla

Dices que tienes mi alma metida en la tuya.
Que eres capaz de encontrar mi más profunda semilla.



Y yo tengo que contarte aun muchas cosas,
que pueden darte una idea de por qué sigo siendo una chiquilla:

Por ejemplo, que no sabes cuánto me gusta
que me beses cuando me encuentras en cuclillas.

O cómo me agrada inventarme poemas
que escondo escritos en coloreadas octavillas.

O cuántas veces he pensado en provocar fuego
prendiendo tu amor con una sola cerilla.




Pero creo que sabes que guardo en mi mente tu cara y tu voz unidas,
que puedo saborear tu cuerpo y modelarlo como la arcilla.

Que te espero paciente cada noche
y cuando llegas, jugamos a las guerrillas.

Porque te gusta meterte conmigo
y con media sonrisa, provocas rencillas.

Pero no puedo enfadarme contigo
y sólo me comporto como una niña pilla.



Aún recuerdo aquella primera vez que nos amamos,
tus ansiosas manos desabrochando mi hebilla.

Cómo trazamos triángulos, elipses y círculos
y guardamos nuestras manos al llegar a la orilla.

Cómo gozamos las ganas tanto tiempo contenidas
y acabamos dormidos mejilla con mejilla.

Al despertar, te di con un beso los buenos días
y olvidaste tu intención de salir de puntillas.


Después, desde más arriba de las nubes
Seguí mandándote besos a través de la ventanilla.




Y ahora, quiero que sepas...
que ya no podrás esconderte ni debajo de las alcantarillas.










@Poesía

viernes, 5 de abril de 2013

Mirándote

Me gusta mirarte cuando no sabes que lo hago.



Al levantarte, te desperezas lentamente y mientras te atusas el pelo y te pones las zapatillas sentado en la cama, yo te observo en silencio.

Me gusta cuando con cara ausente, apoyado en la mesa de la cocina, esperas a que te saque de tu letargo el sonido de la cafetera que te ofrece su café recién hecho para unirse con la leche.

Me gusta verte cuando sales de la ducha y aún mojado, te miras de frente y de perfil, para luego acercar la cara al espejo a contar cuántas nuevas canas pueblan tus sienes. Luego, como un rito ancestral en tu historia, entornas los ojos y le dices a tu imagen… ¡¡qué guapo eres!!

Me gusta observarte sentado al volante de tu coche rojo mientras vas pensando lo que te espera, repasando la agenda del día mentalmente, preparando la conversación que mantendrás dentro de unas horas con aquellos que te esperan.

Me gusta verte llegar y repartir 100 “buenos días” adornados con 100 sonrisas y 50 besos. Y sentarte, relajarte, coger aire y oírte decir: ¡vamos allá!

Me gusta verte en los ratos en los que aflojas el ritmo y piensas lo reales que son tus anhelos.

Me gusta saber que ya vuelves a casa y que estás satisfecho. Y verte de verdad descansar cuando plasmas tus pensamientos, cuando arrojas fuera tus sueños, cuando bailas al ritmo de tu propia voz, cuando pones color a tu mundo.

Me gusta sentir que de noche, cuando te vence el sueño, antes de irte a dormir dejas tu mente vagar para imaginar quimeras dignas de ser vividas.




Y mientras tú haces todo eso, yo te veo sin que te des cuenta.
Porque aunque tú no lo notes, yo siempre estoy mirándote. 








@Escritos

miércoles, 3 de abril de 2013

Cuéntame un cuento

¡Cuéntame un cuento! me dijiste mientras acurrucaba mi cabeza en tu pecho.
 



Una princesa vestida de largo; un gato siamés con ojos muy abiertos; un hada semi-transparente lalamada Darabita; un pez globo de miles de colores; un pirata con su loro al hombro y una botella de ron en la mano; un pequeño indio con taparrabos y con el sonoro nombre de Hiawatha; un sastre que es muy valiente; un dragón que come piedras; un feroz ogro que resultaba ser muy bueno; un coche que cuando no corre, vuela; un pato millonario que nada entre billetes; tres cerditos hermanos; un deshollinador que canta y baila; unos personajillos indefinidos pero eso sí, de colores (Piticlín, Verdiglás, Pitusflás y Rogelín); un elefante con las orejas muy grandes...

Todos dan vueltas y más vueltas por el recinto. No saben dónde ir, no saben dónde colocarse, no saben si es su momento de actuar o sólo de presentarse. Han salido del arcón de los recuerdos sin una misión concreta. Son personajes de quimeras, de historias que oí muchas veces e incluso de cuentos que inventé en su momento.

Y mientras te hablo con voz pausada, como si te estuviera induciendo un trance, oirme activa tu imaginación aletragada, se te alivia el cansancio, se enriquecen tus imágenes mentales, se te potencia la atención, la escucha y la memoria, a la vez que tu cuerpo se relaja. 


Pero sobre todo, mientras el cuento expresa y recibe sentimientos y valores, favorece la unión del que lo cuenta y del que lo recibe.


 



Bostezas, el cansancio se apodera de ti y sientes cómo tus ojos se van cerrando y los sentidos comienzan a aletargarse. Fuera, todo está oscuro y ves puntos de luz. Añoras oír aquella voz que te hacía llegar hasta el mismo fondo de tu imaginación y te hacía vivir como un héroe, un artista o un mago.

Inventar cuentos requiere dedicar atención y pensar en aquellos a los que van dirigidos y por eso ellos se sienten verdaderamente especiales (y sin duda, lo son).

Me gusta seguir inventando cuentos. Ahora, quizás ya no hay brujas buenas, ni niños, ni perros que hablan. Pero en mis cuentos de adulto sigue la ilusión de plasmar sentimientos mezclados con fantasías que te hagan dormir un poco mejor cada día. Porque la magia existe en los pensamientos y en esos cuentos en los que ojalá nunca se leyera la palabra “Fín”.




Para aquellos a los que les gustaron y les gustan los cuentos: sabed que  cuando el cuerpo duerme, Darabita puede visitaros y haceros creer que volveis a ser niños viviendo la ilusión de sentiros queridos.

 






@Darabita

lunes, 1 de abril de 2013

De postre

La luz caía sobre el porche.

Los reflejos en su pelo brillante parecían gotas de sol encapsulado.

La calma arropaba el viento, los sonidos, los colores. Lo envolvía todo, ¡hasta su alma!

La mirada fija en el horizonte, esperando ver el último fulgor con el que comienza la noche. Y como dicen que cuando se pone atención en una cosa los demás sentidos tienen que descansar, tener la vista fija en el póstumo rayo del día le hacía no oír, ni oler, ni sentir lo que sus manos tocaban.

Hacía un rato que había salido de casa buscando el frescor del atardecer para leer ese libro que hacía ya un tiempo que andaba atrapándole su atención y que estaba llegando a su fin.

Y allí esperaba evadirse de todo lo que le rodeaba, olvidar que existe un mundo fuera de ella, y sentir que puede volar cuando quiere al cosmos de su imaginación. Pero ese atardecer rojizo y malva, no le dejó hacerlo.

Pensaba en los momentos siempre felices en los que la lasitud acudía a ella mientras observaba ponerse el sol. En las conversaciones que unos momentos después se producían. En los abrazos recibidos al sentir el primer frío de la noche que aun no estaba oscura. En los besos apasionados entre palabras indescifrables que recibía para empezar a sentir las sombras. Y en todas las horas pasadas en aquella casa a la orilla del mar.

Las risas compartidas, el sonido característico de las gaviotas buscando parpujas, las lagartijas entre los matorrales y los escarabajos caminando trabajosamente por la fina arena dorada, el ulular del viento en otoño, las bromas que siempre hacía sobre sus rizos, los rayos oblicuos del sol dándoles los buenos días con una caricia muda….



Se fue el sol y ella vuelve en sí. Despierta de su ensueño sin saber qué ha estado pensando, ni siquiera quién era ese día: navegante solitaria, compañera idolatrada, caminante cansada o amiga del alma.



Y de postre, tú, acercándote a mí despacio con la sonrisa en tus labios y tus brazos estirados para atraparme sin remisión y hacerme sentir bajo tu cobijo, la mujer más querida del mundo.







@Escritos